Contorno de cristal

La soledad de la niña
estaba a su contorno ceñida
esperando ser despedida,
y en su lugar, en la avenida,
apareció su reflejo
en un hermoso cristal.
No era colosal,
era un tanto discreta
pero logró algo anormal.
Hizo de la niña despegar
aquel contorno, le dio hogar
al dulce reflejo de cristal.
En su semblante veía,
ahora y o antes,
mirada maternal.
Y soledad le dijo: -Amiga,
me llamo eternidad, y para
siempre los he aprendido
a llevar conmigo, a recordar.

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